Meade es un hombre de bien,por encima de estigmas, y por encima de etiquetas

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Nuestro País tiene cosas únicas. Coahuila también.

Una de ellas es la sensibilidad para apreciar y decidir sobre las cosas más importantes para nosotros y nuestra sociedad.

Llamó poderosamente la atención —a propios y extraños– la capacidad de convocatoria entre la sociedad civil y los empresarios que tiene el candidato del PRI a la Presidencia de la República, José Antonio Meade Kuribreña. Coahuilenses que difícilmente se puede ubicar como priistas se acercaron a sus eventos para conocer sus propuestas, para saludarlo y para patentizarle su apoyo en la contienda electoral.

Ya en la campaña de Miguel Angel Riquelme Solís, gobernador del Estado, habíamos visto el mismo fenómeno. Los coahuilenses somos así. Estamos por encima de prejuicios,

Las propuestas de Riquelme son la razón esencial, junto a su trayectoria y oficio político lo que lo hicieron ganar una muy cerrada competencia apenas el año pasado.

Hoy que ha iniciado la remontada de Meade en las encuestas rumbo al primero de julio, tras la desastrosa actuación del representante del populismo y las ideas obsoletas, y hoy que empieza a revivir el escándalo inmobiliario y las consecuencias de presunta inmoralidad, que son investigadas por medios de comunicación europeos, en el caso del abanderado de un frente incomprensible de mezcla de opciones contradictorias, el exsecretario de Hacienda y Crédito Público ha relanzado desde nuestra entidad, en su gira de dos días, su candidatura hacia Los Pinos, que con el apoyo de la cordura y la madurez cívica y democrática de la mayoría de los mexicanos deberá terminar en un triunfo histórico.

La ruta es muy clara: proponer a la nación las estrategias con las que México se pueda convertir en un país más justo, más equilibrado, más próspero, con más posibilidades de crecimiento y desarrollo integral, en el que todos tengamos opciones para tener una vida plena de bienestar que nos permita acceder a la felicidad.

Meade es un hombre de bien. Un funcionario con una trayectoria de éxito, a partir de su talento y los valores con los que norma su conducta. Recuerda usted amable lector, un candidato a la Presidencia de la República, al que nunca se le haya hecho un señalamiento de haberse beneficiado en lo personal, en algunas de sus responsabilidades públicas, o aprovechando su condición de liderazgo, o circunstancias temporales.

El candidato Meade resiste cualquier revisión profunda de todo lo que ha hecho en el servicio público. Por eso por ahí ni le buscan.

En sus propuestas realizadas durante la visita de esta semana nos ha dejado muy claro que conoce la condición de fortaleza y viabilidad que tiene Coahuila para seguir consolidándose como la gran potencia económica del norte del País.

La infraestructura en comunicaciones es un detonador natural de la inversión, por eso el candidato Meade se ha comprometido a seguir modernizando y ampliando la red carretera que comunica a Coahuila con el resto del país, y con la frontera norte.

Esa visión estratégica se complementa con la visión, y el Plan del Gobernador Miguel Riquelme, plasmado en el Plan Estatal de Desarrollo 2017- 2023 y que entre otras acciones seguirá fortaleciendo la educación superior en nuestra entidad, con especial énfasis en los campos de la ciencia y la tecnología, que nos han permitido crear el capital humano que es uno de los principales atractivos para seguir atrayendo inversiones de gran volumen, y de clase mundial.

La campaña presidencial, como han señalado algunos analistas, está empezando apenas el segundo tiempo, o la segunda vuelta, según se quiera decir, y en este período, que siempre resulta el definitivo, y el de las volteretas, Coahuila, y su priismo, tendrán mucho que aportarle al País. En estos días, aquí comenzó ya el repunte de José Antonio Meade, en su camino a la Presidencia de la República. Con él México será una potencia mundial, y Coahuila una gran potencia nacional.