Para muchos ciudadanos, el partido que más le **suena para bien o para mal, es el PRI, quizás porque no sólo fue hegemónico durante varias décadas, sino porque ningún otro le gana en longevidad. Es por ello, quizás, que la noticia que más llamó la atención fue el cambio del líder del PRI. A decir de algunos analistas políticos, el nuevo nombramiento podría hacer que se mejore la perspectiva electoral de su candidato a la Presidencia. Sin embargo, el reto de superar el tercer lugar en las preferencias electorales, según la mayoría de las encuestas, se vislumbra como una misión imposible para el actual presidente, no sólo por la situación nacional, sino por algunos porcentajes que se han dado a conocer a nivel local, por ejemplo, en Guerrero, el estado que el actual presidente don René Juárez gobernó
04 de Mayo de 2018
Para muchos militantes del PRI en esa entidad, las encuestas no son creíbles porque, a decir de ellos, aun cuando de forma coyuntural ha gobernado otro partido, los guerrerenses son priistas. Y es ahí donde radica el error de pensar que no podrían votar por Morena, ya que muchos de los candidatos y activistas de este partido provienen de personas que han militado en el PRI (comenzando por su propio candidato a la Presidencia). Y es que, si bien cambiaron de partido, la operación territorial y el discurso de muchos de ellos, son muy semejantes a los que originaron el fortalecimiento del viejo PRI y que se hacían populares en coyunturas como las de los años 30s o finales de los 60s y 80s. Discurso que, por cierto, es muy diferente al de José Antonio Meade.
Pero, dando el beneficio de la duda al actual líder partidario, vale la pena recordar que el PRI ha tenido que superar coyunturas difíciles desde sus orígenes. Quizás la más dolorosa y difícil fue la del rompimiento del ingeniero Cuauhtémoc Cárdenas, que ocasionó no sólo un movimiento político como el de 1988, sino la transformación democrática de nuestro país. No obstante que, bajo acusaciones de fraude, se impuso la presidencia de don Carlos Salinas, para la elección de 1991 y 1994 el PRI ya había recuperado la confianza “popular”, quizás influyó mucho el programa solidaridad, pero, también la capacidad de la operación territorial de ese partido.
No obstante que esta es la historia más reciente, no es la única coyuntura complicada. Cuando no se llamaba PRI, sino PNR y PMR, este partido vivió momentos difíciles, tanto como para conformarse como para transformarse, por ejemplo, en 1933, el PNR enfrentó tanto las confrontaciones con sus adversarios de ideología política diferente, como la de sus mismos aliados quienes se resistían al sometimiento de un solo partido. Muestra de ello fue la reacción de los generales anticallistas, quienes intentaron implementar un Golpe de Estado. Como resultado de esto, las propias fuerzas de organizaciones radicales como la encabezada por Vasconcelos y Pedro Rodríguez Triana apoyaron al gobierno y lograron desaforar a 52 diputados y 4 senadores que se habían manifestado públicamente a favor del levantamiento (Luis Javier Garrido, 1987).
Finalmente, en ese entonces, fue el presidente Lázaro Cárdenas, quien consolidó al PNR y lo transformó en Partido de la Revolución Mexicana (PRM; 1938). Además, con la incorporación de los sectores, lo convirtió en una herramienta fundamental para el presidencialismo sui generis mexicano. Esto, sin lugar a dudas, no fue sencillo, la operación política que realizó el presidente en ese entonces, agrupó a la gran mayoría de los llamados sectores, incluidos a los militares, pero no logró contrarrestar las confrontaciones de la ultraderecha, que lo acusaron de ser comunista, quizás porque en ese tiempo no se había puesto de moda el término populista (aunque en el Diccionario Político, de Norberto Bobbio sí lo mencionan así). La pregunta que se antoja entonces es: ¿a estas alturas del camino, logrará don René Juárez la hazaña de unir o/y rescatar a los priistas que estaban dudosos de “operar electoralmente a favor de su candidato?
Ruth Zavaleta
Fuente: excelsior.com
Maestra en derecho constitucional por la UNAM
